INTELIGENCIA EMOCIONAL
19.03.2013 16:38
El primer desayuno de nuestra huésped estaba programado en el colegio. Antes de salir les había preparado un zumo de naranja (tipical spanish). La ruta la harían con “er diestro” y sus proyectos (Blanca y Patricia).
Antes de salir, les dije a las dos, que tenían que ordenar el cuarto. Cuando salieron, fui a despertar a Javier y al pasar por el cuarto de la fiera….
- ¡Dios mío! ¡Es más desordenada que mi hija! ¡Yo que creía que mis hijos eran un desastre sin parangón!
Empecé a recoger y comprobé que a pesar de mis esfuerzos por hacerle sitio en el armario de Elena, tenía todo en la maleta. Al ir a estirar la ropa de la cama, noté un bulto y pensé que sería su pijama, pero cuál es mi sorpresa, cuando me encuentro…
- ¡Un perro de peluche con una bufanda de lana!
Con 16 años, estaba dispuesta a encontrar otro tipo de cosas, no sé, cigarrillos, un tanga, incluso un calendario de bomberos, pero no un peluche. No podía quitármelo de la cabeza, se me venía a la mente la imagen de Mr. Bean, metiendo en la maleta el peluche.
Me pasé la mañana preparando mi especialidad, croquetas de jamón y crema de limón y, mientras cocinaba, seguía dándole vueltas:
Por un lado, era un signo de personalidad, de reafirmación, que no le importe lo que piensan los demás.
- A mí me gusta dormir con mi doggy y ¡duermo con él!
Pero, por otra parte, ¿qué necesidad emocional cubre con el peluche? Estos norteños, están muy condicionados por el clima y les cuesta mucho manifestar sus emociones, sus sentimientos afectivos…
- ¿Los tienen? ¡Qué tontería, claro que sí! Estoy sacando las cosas de quicio….
Cuando fui a recogerlas por la tarde, estaban con otras alemanas en la puerta del colegio y me acerqué, le di un beso a mi chica y otro a la Merkel, para que no se sintiera mal. Luego, en tono de broma, les amenacé, delante del grupo:
- Si volvéis a dejar el cuarto así, le hago una foto y lo subo a la web.
- Vale mamá, me dijo Elena muy seria, pero vete.
Desde que llegó nuestra invitada, la fiera se había convertido en defensora de Vilma, cuando pensaba que podía agobiarla con mis interrogatorios y, más en este caso, que les estaba diciendo que no habían recogido el cuarto.
Cuando llegamos a casa, las acompañé a la habitación y les dije:
- Así quiero ver el cuarto, recogido.
Si había problemas con el idioma, una imagen vale más que mil palabras.
Mientras cenábamos le pregunté por su excursión por Madrid y no le saqué más que monosílabos.
- ¿A ver si esta niña tiene problemas de oído?, pensé, ya que algunas veces ni gesticulaba a mis sondeos.
Las croquetas, el jamón y, la crema de limón, fueron un éxito, no así, el chorizo, el queso y la ensalada. Todavía tenía un reto pendiente, conseguir que probara el pescado.
Estaban muy cansadas y se acostaron. Yo seguía dándole vueltas a los detalles de la Merkel que me preocupaban, comparándola con mis proyectos y, mientras me regodeaba con la inteligencia emocional de mis hijos.
- ¿Conseguiría en una semana, despertar a la alemana de su letargo?
Mar H. M.
C.E.O. de Entorno Familiar, S.L