Paseando a Miss Cayetana CAP 8
27.08.2014 17:37Día 16 de mayo
Ya habíamos agotado todas las excursiones contratadas, pero queríamos más. El día del desembarque, en nuestro primer paseo por los alrededores habíamos visto que en la playa que había junto al hotel se hacían deportes acuáticos: era un espectáculo que llenaba el cielo de paracaídas arrastrados por lanchas, pero también había colchonetas que eran propulsadas y que hacían volar como cometas, motos acuáticas…Aquél día le dije a Cayetana que iba a subirme a uno de esos paracaídas y ella, después de ver la facilidad con que se realizaba, no pareció poner ningún impedimento, eso sí me dijo
- No se lo contaremos a José, que si se entera que te he dejado, me mata.
Aquél día cuando nos levantamos, Cayetana estaba claramente preocupada y me confesó, que no había dormido bien. El estado de su pelambre reflejaba un estado deplorable, peor, si cabe, que otros días.
- Sólo te pido una cosa,- me dijo- que no te subas al paracaídas.
- Si para ti es un problema, no subo, tranquila.
Bajamos a desayunar y se ve, que con la copiosa ingesta mejoró su ánimo. El plan para la mañana era ir a negociar, con los emprendedores de la playa, una excursión a “Nusa Dua”. Cuando atravesamos la zona de piscina junto a la playa, me sentí realmente atraída por una de esas camas balinesas y convencí a Cayetana para que fuera nuestro siguiente objetivo una vez cerráramos la reserva.
Antes de pisar la arena ya se nos acercó un aborigen con un cartón en el que nos ofrecía varias opciones de aventura. Preguntamos el precio y Caye decidió que no procedía “no thank you!”. Yo no sé si me creeréis, pero aún no me había hecho a las cifras y me parecían los precios más o menos razonables en función de que nos los dieran en dólares o en rupias. ¡Hasta allí llegan la influencia de los americanos y su $!
Después de recibir más de una oferta y observar el despegue incesante de gente de todas las nacionalidades pesos y edades, Cayetana rectifica y me dice.
- Si quieres montar, no dejes de hacerlo por mí. La verdad es que lo tienen muy controlado.
- No Cayetana, si te va a angustiar, yo no me monto – le dije ante la inminencia de dejarme llevar como una cometa.
- No, de verdad sube, que se ve muy chulo.
Y ahí me veis a mí, acatando instrucciones de Cayetana, mientras hacía cola para que me engancharan a un paracaídas que manejaban desde una lancha.
- ¡Ay Señor, llévame pronto!
Aunque sólo me elevé yo, os aseguro que el subidón de adrenalina nos dio a las dos. Cuando me vio de vuelta, enterita en la arena, Cayetana suspiró aliviada. Se vió liberada de la responsabilidad de hermana mayor. No tendría que dar la trágica noticia a su cuñado.
Tras la euforia, sugerí a Cayetana volver a la piscina del hotel, a darnos un baño. Las emociones fuertes la agotan así que rápidamente accedió y estabamos recostadas en una cama balinesa cuando lo vimos. ¡Era el! ¡Harry! Un madurito, atractivo que capitalizaría nuestra atención a partir de ese momento. De edad indefinida más acorde con nosotras que no con la joven nativa que le acompañaba llevando en brazos a un bebé.
- Es un vividor y mira, al final sienta cabeza con una chica que podría ser su hija. ¡Pero qué weno que está!- se relamió Cayetana - ¡Lástima que no sepa apreciar la experiencia! Ahora te digo una cosa, a ese me lo deja la mocosa una tarde y …¡repite!
- ¡Qué mono! Mira cómo coge al niño y cómo lo pasea. ¡A mí también papasito!- continuó.
- ¡Cayetana compórtate!- dije abochornada, cuando el interfecto pareció reaccionar al comentario emitido, mirando en nuestra dirección.
Me estaba costando controlar la situación. El individuo en cuestión era claramente un conquistador y me refiero a que además de estar “un rato weno” -en palabras de Cayetana-, daba el tipo de holandés y como sabeís Bali fue colonizada por Holanda.
De complexión delgada pero musculosa y altura de aproximadamente 1.80, su pelo rubio oscuro, ahora ya canoso y de corte ligeramente largo, parecía un poco descuidado pero le daba un toque jovial. Su barba de un par de dias contribuía a conformar un aspecto dejado e informal, que augura los mejores despertares.
Una frente despejada daba paso, sin negar un ápice de protagonismo, a unos sugerentes ojos verdes que aventuraban desafío y diversión. Naríz alargada pero perfecta en una cara angulosa que atraviesa una boca bien perfilada que custodia una dentadura bien cuidada que combinaba a la perfección con un simpático holluelo en su barbilla.
Analizados por separado, cada uno de los elementos, no llaman la atención, pero la coincidencia de todos ellos juntos, reunidos de forma tan armónica conformaban una verdadera obra de arte.
Estaba tratando de grabar cada uno de sus rasgos, en el triste almacén de mi memoria cuando se acercó hacia nuestra cama, paseando a su bebé y me regaló una vista más detallada y completa acompañada de una preciosa sonrisa, que me arrancó un sentido:
- ¡Ay Señor, llévame pronto!
- Ahora ¿quién es la imprudente? –me espetó una Cayetana celosa.
- Me voy a bañar que “me he quemado por estar tan expuesta” –dije mientras me contoneaba camino de la piscina- No tardo, que “no quiero privarle de mi vista”- añadí con retintín, para provocar a la pelusa de mi hermana.
Mientras estaba en el agua, observé cómo Cayetana hacía muecas al bebé de Harry cuando pasaba. Luego cogió su cámara y se movió por el jardín haciendo fotos y, de repente, la veo tonteando con él, en presencia de su chica.
- ¡Qué dislate!¡Qué imprudente se ha vuelto con los años! –pensé.
Y es que Cayetana está atravesando una edad muy difícil y estos devaneos son una forma de querer demostrarse a sí misma, que sigue joven y deseable. Me dirijo abochornada a mi cama, cuando me la indiscreta me llama:
- ¡Mar, ven, mira que cosa más mona!
- ¡Elena un poco de recato! – me salió del alma.
- Me refiero al niño – contestó –mira que mono. ¡The baby is so nice! Se llama Ru.
- Ruud –corrije el wenorro- is short for Rudolf, in my language means "fighter".
Con sus ojos en los míos, me quedé sin palabras y me faltaba el aire, ocasión que aprovechó Cayetana para seguir con su discurso de presentación tratando de capitalizar su atención.
- We are sisters – y por si no estuviese suficientemente claro continuó –She is my sister Mar. My name is Cayetana.
Nuestro galán, con una preciosa sonrisa se presentó:
- My name is Gerrit and she is Ni Luh.
Todavía había esperanza, no la había presentado como su mujer, igual era su hija y su nietecillo.
- ¡Nice to meet you Harry! – desbarró Cayetana.
- Sorry my name is Gerrit - dijo haciéndo enfásis en la pronunciación-, like the Spanish Gerardo.
- Where are you from Gerrit?- intervine para dar tiempo a mi hermana a recuperarse.
- From Holland, but I live here since I was fifteen years old – y continuó- Where are you from?
Entonces mi twin ya recuperada empezó a hablar sin parar y a contarle que yo vivo en Madrid y ella en Málaga, que llevabamos una semana y habíamos visitado muchos sitios y ahora nos tocaba descansar y disfrutar de las playas balinesas y de la amabilidad de sus gentes. Mientras ella no dejaba de hablar, yo miraba a la chica, que seguía pendiente de su retoño y me sonreía de vez en cuando.
Cuando conseguí despegarla de Gerrit, ya era la hora de comer y ellos, practicaban el lunch, a diferencia de mi twin. Volvimos a nuestra cama y vimos cómo recogían algunas cosas y se dirigían al restaurante del hotel.
Al cabo de un rato, Cayetana decidió ir a dar un paseo por la playa y hacer fotos y yo me quedé en la piscina, disfrutando de vez en cuando de un baño.
Al cabo de un buen rato, volvió Cayetana eufórica:
- ¡La he encontrado! Mar ¡La he encontrado! Ven conmigo.
- Pero ¿Qué has encontrado?
- No te lo digo, ven a verlo.
Me hizo recorrer un buen tramo de playa. Durante el paseo, le iba dando vueltas a qué habría encontrado y todas se concretaban en que se hubiese encontrado con alguién conocido. ¿Quién sería? Cuál fue mi desilusión, cuando llegamos a un sitio en el que había localizado… ¡una estrella de mar!