ALEA JACTA EST (La suerte está echada)
Un intercambio es un quid pro quo (te doy, si me das).
Todos recordaremos, no sin cierto temor, cuando el profesor Lecter (Anthony Hopkins), negociaba con la agente del F.B.I. (Jodie Foster) en el “Silencio de los Corderos”. ¿Por qué tenía tanto miedo Clarice a dar? Porque en la medida en que damos, nos hacemos vulnerables, pero también nos enriquecemos.
Quien algo quiere, algo le cuesta y, cuanto más nos cuesta, más aprendemos. Para ganar hay que arriesgar y un intercambio, lleva aparejados sus riesgos: incompatibilidad de caracteres, falta de implicación, pérdida de libertad…
Desde la marcha de Vilma, no habíamos tratado el tema, pero nos temíamos que nuestra tontolescente, no se sintiera con ganas de devolver la visita a la teutona. La chica, un poco friki, encajaría muy bien como personaje, en la que es, su serie favorita: “Big-Bang Theory”.
Ha pasado más de un mes y hoy, hemos dejado a mi fiera en el aeropuerto, camino de un lugar innombrable “Aschafferburg”. Me siento orgullosa de mi chica:
- ¡Va a devolver la visita a la embajadora de la Merkel!
Como regalos a la familia, Vilma trajo los famosos Ositos Haribo, una cerveza premiada y chocolates Ferrero Rocher (que si no me equivoco son italianos). Nosotros mandamos a nuestra embajadora, con una botella de Ribera del Duero, una botella de Aceite de Oliva virgen, un surtido de ibéricos al vacío y unas deliciosas pastas de almendra “home made” (receta disponible en esta web como pastitas de Cayetana).
No sé si me habré pasado y se pensarán que vamos de “sobraos”, con la que está cayendo en España, pues como dijo Voltaire: No siempre depende de nosotros ser pobres; pero siempre depende de nosotros hacer respetar nuestra pobreza.
Permitidme aprovechar para recordar, al ministro Arias Cañete que, sus propuestas de comida caducada y duchas frías, me recordaron las palabras de Oscar Wilde: “Recomendar sobriedad al pobre es grotesco e insultante a la vez. Es como decir que coma poco al que se muere de hambre”.
Mi fiera va aleccionada para portarse mejor que en casa, en varios sentidos:
- El cuarto y tus cosas recogidas, siempre. Los alemanes son muy disciplinados.
- Hay que probar lo que te den de comer y si no te gusta, les dices como la abuela Delia: “es que no me sienta bien”, o aquello de “no estoy acostumbrada a comer tanto”. Te recuerdo que estamos pendientes de que nos amplíen el plazo para reducir el déficit y, ya casi los tenemos convencidos.
- Si no entiendes, no pasa nada, sonríe, veras lo divertido que es ir desentonando con el resto del entorno.
- No olvides ser agradecida: “El precio más alto que puede pagarse por cualquier cosa es pedirla por favor.”
- Si te preguntan a qué se dedican tus padres, les dices que tu padre es asesor de gestión de prejubilación forzosa y que, desde que lo desvincularon,, “España va mal”.
- Recuerda que tu madre es una intelectual, que seguro que no se atreven a preguntarte en qué consiste. Y, si te preguntaran, les dices que escribo y trato de influir en los demás (¡sobre todo en mis hijos y con poco resultado!, pero esto último, no se lo digas).
- Muestra curiosidad por su cultura, arte...que ya se que a tí lo que más te gustan son las compras. Y modérate, no vayan a pensar, que estamos despilfarrando.
En fin, mi chica se iba y sabía que la experiencia le beneficiaría -conocer otra cultura, practicar el idioma –, sobre todo, para desarrollar capacidades de adaptación, madurez, independencia y responsabilidad. Eso sí, no se lo diré a ella, pero espero que pase poco rato a solas con con la friki, porque lo único que no lleva en su botiquín, son antidepresivos.
¡Ay Señor, devuélvemela pronto!
Mar H. M.
C.E.O. de Entorno Familiar, S.L