EL INICIO DE UNA NUEVA ERA: 13/12/2012

16.02.2013 08:31

 

Mis queridos amig@s:

Hemos superado la profecía del fin del mundo de los mayas, aunque, cuando miro a mi hermana, parece que hubiese pasado el huracán Sandy por su pelo.

Son las 8:30 y estamos disfrutando de un copioso desayuno para hacer frente a una dura jornada que nos espera (jornada de reflexión). La camarera que nos atiende es muy maja y, tras seguir el protocolo gambiano nos pregunta:

-          Do you want to see the real Gambia?

-          Of course, - digo en mi perfecto English- we have brought “scholar” material for the students and we want to go to a school.

Lo siento, no me pidáis que recuerde su nombre, el inglés que hablan es complicado de entender y , por no ponerme pesada, a veces, sonreía y asentía sin saber qué nos decía, pero creo que se ofreció  a llevarnos a un colegio para entregar el material que hemos traído.

Para cambiar de tema y para ahondar en el conocimiento del país, le preguntamos cómo decir gracias en el idioma más hablado en el país después del inglés,  el Mandinka.

-          “ABARAKÁ”, nos dijo.

-          ¡A-BA-RA-KA!, repetimos al unísono Cayetana y una servidora.

Ya en las tumbonas, mi twin despliega el e-book. Me temo que está leyendo “Dime quién soy”, de Julia Navarro. Ya le he que lo dicho que lo va a pasar mal. Yo, por mi parte, traigo mis inseparables  sudokus.

Hemos acordado una contraseña:“paella”, que utilizaremos cuando veamos que se acerca uno de estos cazadores de clientes. Al pronunciar la misma, simularemos estar dormidas o muy concentradas.

Una ola rompe y otra se está formando. El sonido constante de las olas, se va alejando y ¡ vuelta a empezar!. Del estruendo al murmullo. Mientras el agua se va replegando y dejando una capa plateada de arena cada vez mayor. Está bajando la marea.

Este sonido relajante, se interrumpe de vez en cuando por las voces de los vendedores:

-          Are you ok? Where are you from? What is your name?...

-          Do you want fruits ?

-          May be later!

-          I will come later.

-          Remember me: Aisha nº 21. Para distinguir a las vendedoras, te dan además de su nombre el número del puesto de fruta que tienen.

Hay un guardia del hotel, que no deja que se acerque ningún nativ@, si no le hacemos una seña consintiéndolo. La playa es un constante ir y venir de vendedoras de frutas, cacahuetes, masajes, artesanía…

Es la estación fría y muchos mandinkas llevan gorros de lana, predominando el estilo Bob Marley. Las mujeres en Gambia lucen faldas estampadas con colores vivos (verde, naranja, azul, amarillo…) a juego con los pañuelos con los que recogen en modo de turbantes, sus cabellos de color negro azabache. Pelos alisados, trenzados con verdadero arte, pelucas, turbantes o sombreros…

¡Con qué elegancia portan las mujeres cestos  en la cabeza, con agua, cacahuetes o pescado!

Pasan parejas inesperadas de jóvenes y atléticos gambianos, con señoras de edad y piel clara. También hay parejas de abuelitos de la mano de chicas jóvenes. ¡Qué bonito es que los jóvenes se preocupen tanto por la tercera edad! Se ve que a los Gambian@s les gusta la figura de los abuel@s. Otra oportunidad de negocio, jóvenes universitari@s, sacando a pasear a los ancianos.

-          ¡Vaya! Debe ser costumbre aquí pasear a los mayores de la mano ¡Mira qué felices se les ve a los mayores!, le digo a mi twin.

Pero  Cayetana me ignora. Creo que.. ¡está llorando! ¡Sí! Se ha identificado con Amelia Garagoya –la protagonista de la novela- y, está sufriendo todo tipo de desgracias con indignación. Aún no ha llegado a la primera sesión de torturas. ¡No creo que lo supere!

Al momento pasa un chico a caballo buscando la mirada distraída de un turista para capturar su atención y ofrecerle un paseo por la playa.

-          ¡¡Paella a la izquierda!!, le digo a Cayetana.

Pero ya es tarde, ya me ha visto y me hace gestos ofreciéndome el paseo. Son majos y atléticos estos chicos…- ¿En qué estás pensando?, - me dice mi loro -, ten cuidado que te está dando mucho el sol..-

-          Abaraka!!, le digo

¡Mano de santo!, no sigue insistiendo. Me sonríe y se marcha contestándome:

-          En Gambia, ¡no pasa nada!

 

Mar H.M.

C.E.O de Entorno Familiar, S.L


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