LA EMBAJADORA DE "LA MERKEL"
Dentro del programa de formación de Mi Fiera, se encuentra el intercambio con una chica alemana. Primero viene una semana Vilma y, en abril, va Elena a ¿SHHHHALGUER?, en fin, un innombrable.
Con este programa, nos enfrentábamos a todo un reto: mejorar la relación con nuestro “aliado” europeo, muy deterioradas por su papel frente a nuestra crisis económica, pero, sobre todo, por la evolución de la Liga de Fútbol (UEFA).
Llegamos al aeropuerto a las 22:00. Mi tontolescente enseguida se acercó a dos chicas que estaban esperando y empezaron reírse de forma nerviosa. Yo, tras verificar que no funciona el paquete de datos en mi teléfono nuevo, me monté mi película con las caras de las personas que iban llegando a la terminal, en la línea de la película “Love Actually” (recomendable para quienes aún no la hayan visto). El reencuentro de familias, la emoción en sus caras, el abrazo…
De repente pensé:
- ¿Qué sabía yo de aquella chica que iba a compartir la actividad de la sociedad y se iba a instalar en la sede social?
La información con la que contamos es la siguiente:
Hembra de 16 años, educada en un colegio enfocado a las lenguas y artes.
Su comida favorita: pizza y hamburguesa.
Sus hobbies son leer y ¿¿ tricotar??…
- Esto ha debido ser un error de traducción, le dije a Elena, cuando me enseñó la ficha que había rellenado su intercambio.
Llevaba una hora de pie, haciendo algún estiramiento de vez en cuando para no anquilosarme, cuando apareció un grupo de chic@s rubi@s. En el primer vistazo, me pasó desapercibida pero, en una segunda aproximación la localicé.
- ¡Es ella!, me dije, la de la foto.
Llamé al capitalista y le dije la contraseña: pizza, para que encargara la cena de bienvenida.
- Bienvenida Vilma, yo soy Mar.
- Mamá es “Vil.....ya”, me corrigió Elena.
- ¿Cansada del viaje? Continué, hablando como los indios, pues pensaba que le resultaría más fácil de entender.
- Un poco, contestó con muy buena pronunciación.
- ¿Desde cuándo estudias español?
- Desde que tenía 3 años.
- Entonces contigo podremos hacer hasta chistes, le dije.
Teníamos que ir al parking por el coche, pero con los recortes del aeropuerto nos habían cerrado el acceso por el que habíamos entrado. Pensé que tendríamos acceso desde la calle y, me di cuenta que la chica llevaba la chaqueta abierta, por lo que le cogí la guía de actividades y la maleta, para que se abrochara. El caso es, que terminó de abrocharse y volvimos a entrar en la terminal siguiendo las indicaciones de un señor muy amable, pero Vilma no me pedía sus posesiones.
Señores, yo soy muy amable y servicial, pero siendo ella más joven y estando perfectamente capacitada, no quise dejar que pensara que los españoles somos sumisos, por lo que, siempre sonriendo, le devolví su guía y su maleta. Este hecho, aunque os parezca desdeñable, ya me dio que pensar.
Mi curiosidad por la chica era total así que, mientras conducía, le preguntaba por todo tipo de cuestiones:
- ¿Es la primera vez que viajas a España?
- ¿Has viajado a otros países?
- ¿Tienes herman@s?
- ¿Hacía frío en Alemania?
- ¿Cómo vas al colegio en tu pueblo - innombrable-?
- ….
De pronto, me di cuenta de que estaba utilizando un protocolo de bienvenida que me recordaba al sufrido en Gambia. La chica parecía cansada así que, recogimos la pizza que había encargado mi financiero y, al llegar a casa, la compartimos con Javier. De postre disfrutamos de la tarta de bienvenida que había hecho en su honor. Por cierto, la receta la tenéis en la web y, tengo que reconocer que me salió buenísima.
- ¡Bien por mí!
Mar H. M.
C.E.O de Entorno Familiar, S.L.