Namasté
Llegaba un poco justa, porque no sabía dónde se impartían las clases de yoga. Al entrar vi a mi derecha, que en el suelo había colchonetas ordenadas y, las primeras filas estaban ocupadas por mujeres sentadas sobre los talones, en dirección al espejo y parecían sumamente concentradas.
La habitación estaba en penumbra y había música suave de fondo. Di los buenos días y, enseguida, me arrepentí, porque no me contestó nadie.
El profesor, un señor de unos 60 años, pelo largo y casi blanco, recogido en una coleta, que estaba de pie junto al equipo de música, se giró y me hizo un gesto señalando un sitio libre.
Como era mi primer día de clase, pensé que me darían un apoyo específico, pero cuál es mi sorpresa, cuando veo que sin hacer ningún tipo de presentación, comienza a dar instrucciones.
Con un tono de voz bajo y la voz profunda de un hipnotizador, juntó las manos como en el saludo hindú y dijo:
- ¡Bien!¡Comenzamos!
- Sentadas en las colchonetas.
- Abrid las piernas.
Sonrío y miro a mi alrededor en busca de complicidad, pero todas mis compañeras están serias y aparentemente concentradas. ¡Qué chasco! ¡Voy a tener que tomármelo en serio!
- Respiramos profundamente y al soltar el aire por la nariz, nos inclinamos sobre la pierna derecha sujetando los dedos de los pies.
Siguiendo las indicaciones del maestro, intento cogerme los dedos de los pies, pero no me llego. Miro de reojo a la que tengo al lado y compruebo que llega, aparentemente de forma cómoda. Una de dos: ¡Tengo los brazos cortos o las piernas muy largas! Miro hacia el profesor y éste, que me está mirando muy serio, dice:
- Concentraros en coordinar los movimientos y la respiración.
Está claro que se ha dado cuenta de que no paro de hablar con mi loro “¿Cuándo se inspiraba? ¿Al subir o al bajar? Disimula, que no está la cosa como para preguntar", me dije.
Después de unas cuantas series, aprovecha que estamos flexionadas y nos dice:
- Mantenemos la postura tratando de acercar la nariz a la pierna todo lo que podamos.
¡Madre mía! ¡Ya no puedo más! Pero si esa jubilada puede, ¡yo no voy a ser menos!, ¡aquí me quedo lo que haga falta!, que no se diga…
Por fin, se apiada de nosotras y retoma:
- Tumbadas boca arriba, acomodamos el cuerpo para la relajación.
- Las nuevas hacen la respiración abdominal. El grupo intermedio, la intercostal y el avanzado empieza por una serie de clavicular y luego una respiración completa.
¿No nos íbamos a relajar? Esto se complica…
- Para la respiración abdominal, -continúa el profesor-, colocamos una mano en el abdomen y notamos como sube al inspirar y baja al espirar.
¡Bueno, eso parece fácil! Inspiro y mi tripa se manifiesta en todo su esplendor, espiro y se contrae –no todo lo que yo quisiera- Parece fácil, pero no sé si lo estoy haciendo bien, porque comienzo a hiperventilar. ¡Relájate! Me digo, pero es que cuanto más pienso en lo que hago, más difícil me resulta.
- Ahora vamos a concentrar la energía en el sexto chakra.
Ya me he perdido ¿chakra? ¿el sexto? ¿por qué no empezamos por el primero?
- Está situado en el entrecejo, en la raíz de la nariz. Los que no lo sintáis, presionaros con el dedo.
Mientras yo me presionaba con el dedo en el entrecejo, el maestro cambió la música y puso el: ooooonng-ooooong-oooooong-ooooonng-ooooong……..
- Al concentrarnos en este chakra, recargamos de energía positiva nuestro cuerpo.
- Cerramos los ojos y veréis como se intensifica la luz azul púrpura, por la que se manifiesta.
¿Será que no me he presionado bastante? Yo no veo la luz azul, las mías son amarillas y blancas. Pero como me pregunte, negaré la mayor. ¡Si hay que ver al chakra, yo la primera!
Ya estábamos recogiendo para salir, cuando el maestro se me acerca y me pregunta:
- ¿Qué tal? Veo que te cuesta concentrarte.
- Es que tengo mucha vida interior, me justifico.
El maestro puso cara de “pequeño saltamontes” (está claro que no lo he expresado bien, el no sabe lo de mi loro). Aprovecho su desconcierto y me despido juntando las manos:
- “kop-kun-ka”, gracias en Tailandés (que yo también estoy viajá)
El me despide con un:
- ¡Námaste!
Mar H.M.
C.E.O. de Entorno Familiar, S.L.