Paseando a Miss Cayetana CAP 6
Día 14 de mayo
Me he pasado toda la noche sin poder dormir, dando vueltas en la cama, probablemente por hambre. Si es que tengo la mala costumbre de cenar y eso de acostarme en ayunas, me sienta mal. La noche anterior, la visita de MacGyver dejó saciada a mi twin, así que tocaba vigilia ¡otra vez! Muy comprensiva, mi hermana me ofreció una bolsita de 25 gr de cacahuetes de esos que nos dieron en el avión y que ella guardó para una mejor ocasión.
Nada más sonar la alarma Cayetana se ha despertado y no ha parado de dar vueltas por la habitación poniendo y sacando cosas de la maleta, justo cuando yo me dejaba llevar por el sueño de Morfeo. Creo que echa de menos la caja fuerte ¡Pobre!
Llegamos al desayuno y vimos que había llegado una nueva oleada de huéspedes, porque había más gente en el restaurante. Tras comer como si fuera la última vez, Cayetana cogió dos salak, una fruta con piel de serpiente y blanca por dentro, que a ella le gustaba y, me temí lo peor ¡Aquella sería nuestra comida!
La primera parada en la excursión fueron las terrazas de arroz en Jatilluwih, donde Cayetana no contenta con la preciosa vista general quiso hacer unas tomas sobre el terreno y, que si más a la derecha, que si un poco más, metí el pie en el sembrado, que no se si sabéis que está encharcado de agua, cambiando el color de mi zapatilla al chocolate y manteniendo mi pie fresco y húmedo.
De allí fuimos hacia Bedugul, donde contemplamos el lago Beratan y el templo Pura Ulun Danu:
Visita a los lagos gemelos Buyan y Tamblingan:
La cascada de Munduk y el templo real de Taman Ayun
Y, pensareis: ¡Es imposible ver tantas cosas en un día! Así es, pero con la tecnica de la mortificación de Cayetana, estabamos rayando el éxtasis de Santa Teresa. Sólo estaba permitida la ingesta de agua, porque aunque llevaba caramelos, como al guía le decía que no teníamos hambre -¡mentirosa!-, no me atrevía ni a comerme un caramelo cuando estabamos en el coche. Me los comía cuando no me veían: ¡Mi tessssoro!
Llegamos al hotel, exhaustas por el viaje y el calor sofocante y propuse que saliéramos a comer algo.
- Yo no tengo hambre, pero si quieres hay galletas de chocolate en mi maleta. Lo que sí me apetece es un Baileys.
Definitivamente, esta chica tiene muy malos hábitos alimenticios. Se presentaba otra jornada con “cena missing”, así que bebería para emborracharme y olvidar.